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lunes, 16 de mayo de 2011

Negritud, mestizaje, poder e identidad

     El tema de la discriminación racial y su repercusión en la esfera nacional, de las cuales twitter y las conversaciones de vagón de metro son mis fuente primarias, dio por merecer ser el tema del re-re-lanzamiento de la letra.

     Primera Advertencia: No pretendo agotar ni siquiera mi propia visión sobre el tema en este post, es una lectura que hago al calor de la coyuntura que sin embargo pretendo sustentar con alguna que otra lectura y recuerdo de las discusiones con mi familia y en la escuela.

     Segunda Advertencia: Si de algo tiene este post es estar atravesado por mi experiencia personal y familiar. (Es mi blog pues)

Hija, es que tu pelo es malo.

     El racismo en Venezuela es un hueso difícil de tocar y roer. El endoracismo aún mas. 

     Viene en un paquete todo incluido con nociones sobre la heteronormatividad, el machismo y la opresión femenina. Con una identidad construida desde la diferencia, la niña negra enfrenta su distinción con respecto a sus pares infantiles en cuanto a su raza casi tan pronto como descubre la diferenciación sexual. La lucha desde temprana edad contra los "chichas" (chicharrón, pelo negro enroscao) con un batallón de peines, cepillos, colitas y/o la comodidad de mantener tu 'afro' a expensas de oír repetidamente "pareces un varón" termina por perpetuar una lucha por normalizar (aplacar, disminuir, alizar) tu pelo y, simbólicamente, tu negritud.

     Digamos que la escuela no te entrena para asumir y disfrutar tu diferencia, sino, para modelar bajo la concepción del mestizaje una identidad heterogénea, maleable que garantiza la adaptabilidad. De pinga, eso te sirve para vivir. En mi colegio era un NO rotundo aparecer con un peinado más negro que mestizo, y usar trenzas te garantizaba una citación con el director. ¿Mejor mestiza que negra? Seguro que sí.

Fuente: Washintong Post. Tripéate la galería en http://is.gd/crvFYJ
     En la actualidad mantengo mi pelo aplacado, disminuido y dominado (Desrrizado). Comodidad y costumbre figuran entre la justificación de esta elección, a sabiendas que por buena suerte, más de un pensamiento chicharrón, malo, rebelde y lleno de frizz ha salido de esta cabeza lleno de orgullo e identidad. (Bien por mi)

Allá en el Norte si que son racistas, chamo.

     De niña viví una temporada en Texas. No falta decir que es uno de los territorios del planeta donde abundan los WASP e historias de horror sobre discriminación hacia los mexicanos, centro americanos y negros.

     Las diferencias se perciben desde la distribución de la ciudad, el uso de espacios públicos y los que son 'peligrosos' o no. En la escuela, después de la mayoría de ascendencia irlandesa y germánica, las minorías latinas, negras y asiáticas se congregan casi que por solidaridad mecánica; no manejas los rituales, el idioma, ni la cultura, más cómodo y mejor cuando recibes calor de hogar de alguien que se parece a ti. 

     Allá, la discriminación verbal y física (en términos de con quien almuerzas, haces equipo, etc.) es sin duda mucho más evidente (al menos al ojo infantil) pero te permite finalmente identificar, ponerle el dedo a lo que te hace diferente, único, minoritario: Quiero decir, no te defiendes únicamente con las armas tibias de un paradigma sobre 'mestizaje' que te reivindica a medias y que falla muchas veces en representarte y atender tus dudas sobre el racismo solapado (Pollak-Eltz dixit) que vives en la cotidianidad.

¿Qué es un negro en la nieve? Un blanco perfecto

     Tras las noticias generadas sobre la ley contra la discriminación racial y la propuesta de la diputada María León de crear un ministerio para la 'afrodescendencia', el debate no se hizo esperar.

     Mi hermana, que aún se encuentra en uno de esos espacios sociales llamados "escuela", vivió, como única mujer negra de su clase, la indignación, incomodidad y acostumbrada burla triunfona de sus compañeros de clase ante la noticia. Entre ellos, un compañero consideró pertinente (en tono de broma, claro esta ¬¬) enviarle el chiste que le da título a este apartado.

     Está extendida la idea de que en nuestro país no existe el racismo y que todos somos mestizos, sin embargo, la reacción provocada por la discusión en la asamblea no puede sino afirmar lo contrario: existe un miedo latente a descubrir como la discriminación es una práctica que atraviesa nuestra vida social. Nunca pensé que coincidiría con semejante autor, pero aquí hay una idea que vale la pena ponderar:

De nuestra parte hemos sostenido que en Venezuela existe un racismo vergonzante (Briceño-León, 1990), una forma sutil de racismo que se avergüenza de serlo, que no logra, por la reproducción de los patrones culturales aprendidos, salirse de manera definitiva de sus cánones. Tiene conciencia de lo impropio del juicio y puede controlar las conductas, pero no logra expulsar los sentimientos. (Briceño-León et al. http://is.gd/Gu5CM4)


     Estimo que poco puede hacer el poder burocrático por permear las subjetividades de los ciudadanos venezolanos a través de leyes o instituciones para transformar los discursos y prácticas discriminatorias aplicadas en la vida privada y pública-creo que los tumbos y andadas de las experiencias con respecto a la minoría indígena y al género femenino pueden hablar de ese aprendizaje-.

     Muy valioso, por el contrario, es el accionar de espacios medianos (contra-hegemónicos) como los movimientos populares por la reivindicación de la diferencia, por la construcción de una nueva identidad de lo negro que redibuje la significación de la raza como producto social, los lazos, rituales y símbolos que reivindica, que genere debates sobre la discriminación no sólo en espacios públicos (derecho de acceso en condiciones de igualdad al empleo, atención médica, etc.) sino en el ámbito privado y familiar.

     Definitivamente, creo que es hora de cerrar el paraguas contentivo del discurso sobre el mestizaje y comenzar por generar conocimiento, reconocimiento y acción que visibilice y entonces respete, la diversidad racial, sexual y política de nuestro país.



lunes, 10 de enero de 2011

Semana del nuevo Comienzo

Como tod@s, hice mis resoluciones de nuevo año:


Mas ejercicio
Menos comida chatarra
Mas Amor Propio
Menos Procrastinación


Pero sobre todo, escribir mi tesis, ponerme mi disfraz negro y entrar al Aula Magna.
Muchas ideas nuevas rondan mi cabeza como buenas candidatas para darle un buen espíritu de compromiso político a lo que me planteé como experiencia de tesis, algo que resuma, en unas pocas/muchas páginas, lo que aprendí en los últimos 5 años de mi vida. 
Y ya sé, lo más importante que he aprendido, no le interesa a la ciencia moderna.
Así que aquí voy, con un nuevo aire de voluntad y fuerza a lo mío. 
De vuelta a la comunidad.


La letra se reactiva.


Gracias a Jhanan Naime por motivarme.